Mujeres en trabajo no tradicional
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Ana Sofía Rojas trabaja en la fabricación de un mueble |
Centro Metas fue primero un sueño sin
nombre que nació a raíz del primer curso sobre trabajos no tradicionales que
ofreció CE-MUJER, una institución que trabaja para mejorar la calidad de vida de las mujeres,
por el año 1996 en Katanga, un sector de Los Mina, en Santo Domingo Este.
Se trata de una tienda de muebles y
decoración que está en Los Mina, sin embargo, Centro Metas es mucho más que
eso, pues como su nombre lo indica, es la culminación de muchos esfuerzos, de
muchas ganas y sacrificios, es un logro de la Asociación de Mujeres Técnicas en
Trabajos No Tradicionales –AMUTEC-.
Ana Sofía Rojas, de AMUTEC y parte del Consejo Administrativo de Centro
Metas, nos cuenta que una parte de las mujeres capacitadas en ese curso
sintieron la inquietud de seguir aprendiendo y de poder ejercer el oficio para
el que se habían capacitado.
“Nos reuníamos periódicamente y Elsa, de
CE-MUJER, dijo un día que a ese grupo había que ponerle nombre, porque cada vez
que nos reuníamos, hablábamos de lo que queríamos, de nuestros anhelos y
siempre sonaba el deseo de tener un sitio donde todas pudiéramos llevar y
vender nuestros productos”, relata Ana Sofía.
Así es que nace AMUTEC, cuna del sueño
de tener un lugar que fuera de todas, “finalmente logramos un financiamiento de
OXFAM para comprar un local, pero ahí empezó otro proceso, pues no encontrábamos
un lugar adecuado para lo que queríamos y teníamos un tiempo límite, o debíamos
devolver el dinero”.
Y esa fue otra etapa que unió a estas
mujeres, pues todas se dedicaron a la búsqueda de un lugar, hasta que un año
después dieron con una casona en la calle Juan Pablo Duarte número 64, en Los
Mina, donde finalmente se instaló la tienda que hoy exhibe y vende los
productos de mujeres técnicas y artesanas de AMUTEC.
La tienda Centro Metas ofrece una variedad de artículos fabricados por mujeres |
¿Tiene el Centro Metas un taller común
donde las mujeres hacen sus trabajos?
Esa es la pregunta obligada ante la vista de tantas piezas hermosas,
como un coqueto sofá cubierto de cojines, una mesa alta con botellas decoradas,
espejo con marco de piezas marinas, o ese mueble a medio hacer, con una
grapadora hidráulica que luego vemos manejar diestramente a Ana Sofía.
“Ese es el próximo paso” asegura,
“nuestro deseo es conseguir apoyo para construir arriba (en el segundo piso) un
taller que pueda ser utilizado por todas las mujeres, porque usted no se
imagina cómo es esto, yo tengo la salita de mi casa llena de muebles a medio
hacer y cuando termino uno, lo pongo sobre la mesa del comedor para poder hacer
otro”. Y esta es una experiencia común,
corroborada por las sonrisas de complicidad y los gestos de asentimiento de las
demás mujeres.
Para describir la tienda, dicen que esto
es un negocio donde las mujeres traen sus productos a vender, del que la tienda
se queda con un 10% para los gastos administrativos, tales como pago de energía
eléctrica, agua, y un aporte a la persona que hace las funciones de
administradora. “Esto es para ayudarnos
a las mujeres que no teníamos ninguna opción de trabajo ni de ingresos”.
Una capacitación en trabajos
considerados no tradicionales para mujeres abrió las puertas a un camino de
superación personal y económica, pero su propio tesón, dedicación y esfuerzo
las hace seguir adelante, dando lo mejor de cada una en las piezas que reparan
o fabrican, asumiendo con gallardía los papeles que les asigna la vida.
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