jueves, 25 de diciembre de 2008

Mas miel ... sin vinagre

“Con miel se atrae más moscas que con vinagre”, reza un viejo dicho popular.

Y esto se hace evidente en la historia de
[1]Maritza, una niña de unos 8 años, que no oye ni habla desde siempre, que al igual que los demás niños y niñas de Batey 4, vivió los embates de la Tormenta Noel que inundó los hogares “hasta los techos”, poniendo en peligro la vida de muchas personas y destruyendo ajuares completos.

Batey 4 es una comunidad del Sur de República Dominicana, donde instituciones como Visión Mundial, con el apoyo del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia –UNICEF-, ha llevado “Retorno de la Alegría”, una metodología lúdica, basada en la técnica de niño a niño y que se adapta culturalmente a cada comunidad donde se aplica.

Es aquí donde conocemos la historia de Maritza, la cual contaremos como la escuchamos: “Cuando nos reunimos por primera vez en el Centro Comunal para la sesión lúdica de Retorno de la Alegría, invitamos a todos los niños y niñas del batey, y ese día Maritza se molestó mucho y empezó a tirarnos piedras y hacernos gestos”, explica Esteban, Educador Guía de este proceso.

“Pero el tiempo fue pasando, y aunque ella empezaba las sesiones tirando piedras, luego se quedaba a ver lo que pasaba y al observar que los niños y niñas que participaban reían y jugaban, poco a poco se fue acercando, hasta que un día se integró”.

“Si, pero Maritza es increíble”, interviene Rafael, uno de los jóvenes ayudantes, “porque luego de que logramos integrarla, participó en una competencia de baile del aro y arrasó con todas las participantes”.

La emoción de estos jóvenes mientras cuentan su historia, es contagiosa: “Ella baila el aro en la cintura, los brazos, una pierna, el cuello, ¡en cualquier lugar del cuerpo ella es capaz de mover un aro durante horas!”.

Pero la alegría por la integración de Maritza, no es sólo porque participe de la diversión que ofrece la terapia lúdica, sino también porque fue posible llegar más allá, hasta el fondo del origen de su rechazo a la integración social.

“Estuvimos investigando, y logramos descubrir que por su condición, Maritza estaba siendo marginada, ignorada y hasta cierto punto maltratada en su familia, que inconcientemente la había ido apartando del amor familiar, lo que motivó su reacción agresiva”, indica Cuevas.
Esteban explica cómo luego de algunas conversaciones con su familia, y un paciente trabajo de atracción hacia el grupo, Maritza es hoy la que primero llega a las sesiones lúdicas, saludando con un fuerte abrazo y una mirada fija a los ojos a sus terapeutas lúdicos….

Así la vimos, caminando por los diferentes grupos, bailando el aro sola hasta que se le acercó una contrincante, que luego de muchos minutos se rindió, siendo sustituida por otra niña, mientras Maritza sigue y sigue, con el brillo de la competencia en los ojos, moviendo armoniosamente su cuerpo para mantener el aro en movimiento continuo.

Este es un ejemplo evidente de lo que es posible hacer con trabajo paciente, investigación y diversión y sobre todo, con amor, abriendo la posibilidad de romper con los patrones de conducta que limiten el desarrollo infantil.


[1] Algunos nombres han sido cambiados

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