Una agente de
Tranquila y dócilmente, el chofer detiene su carro azul oscuro, que denota varios años de uso y espera que se acerque la agente, la cual observa al chofer y pasajeros, sin dejar de notar un “chamaco” militar que descansa en el respaldo del asiento del conductor.
“Buenos días, caballero, su carnet por favor”, le dice seriamente, para agregar con sorna “ya que veo el “chamaco”, debo pedir el carnet”. Con la misma tranquilidad, el chofer le muestra el documento solicitado y con un ademán de cabeza, la agente le dice que siga.
Una pasajera que había seguido expectante el desarrollo de los acontecimientos, le dice ¡qué suerte, chofer!, reaccionando con una mezcla de alarma e incredulidad ante el cuestionamiento mío de si realmente era una “suerte”.
Mientras el carro de transporte público azul oscuro sigue su ruta hacia
Un carnet que abre los caminos, allana los trámites burocráticos y genera facilidades, pero que no necesariamente evita que quien lo posea sea un delincuente.
El ejemplo lo hemos visto en muchas ocasiones, cuando amparados con ropa militar y carnets, se han cometido grandes atracos y atropellos públicos. Cuando consternados escuchamos el relato de un atraco “de película”.
No pude evitar pensar en “el carnet”, ante la información de que 22 oficiales y alistados de
Pero finalmente me horrorizo, ante la información publicada en Diario Libre, en fecha 5 de marzo, de que “a tres meses y a 20 días respectivamente, de los casos de Bonao y Puerto Plata, se está a la espera de que los agentes sean enviados a la justicia, para ser juzgaos por los hechos que su propia institución les imputa”.
Indica que “en el caso de Puerto Plata, los agentes involucrados continúan cobrando su sueldo, aunque permanecen sin funciones y ya no están detenidos”.
Entonces, ¿Dónde está la “suerte” de tener un carnet, oh, patria mía??
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